viernes, 25 de mayo de 2012

El balcon de paul




Hay que calor que hace en el balcón de Paul. Hay que calor que hace cuando se va el sol. Todos comentan esa extraña situación. Pero todos terminan en el balcón. Se preguntan por qué de día esta cerrado. Y cuando despunta la noche, se pone alborotado. Pero nunca nadie ha contado que pasó, porque ninguno que entra sale igual que como entró. Son puras conjeturas lo que ocurre allá adentro. Uno mismo se figura que es de un sismo el epicentro. No hay censura, subalterno, compromiso ni gobierno. Es en la altura, un pasadizo al paraíso en el infierno. De ahí se actúa con desparpajo. Nada se ve ni de una grúa, ni de arriba, ni de abajo. Y sin trabajo ni overol, obtenés lo que ves. Todos hablan de Paul y nadie sabe quien es. Hay que calor que hace en el balcón de Paul. Hay que calor que hace cuando se va el sol. Todos comentan esa extraña situación. Pero todos terminan en el balcón. Dicen que todo es hard, que nada es soft. Que Scotland Yard lo quiere clausurar porque hay un slot. Dicen que es avant garde, un display con el replay de lo más hot. Es terrible, believe it or not. Dicen que ni el tarot predice lo que ahí se desarrolla. Y que arde Troya como en Vietnam o Camboya. Dicen que esperan que sus sueños cristalicen. Dicen que dicen, pero a mí que me revisen. Hay que calor que hace en el balcón de Paul. Hay que calor que hace cuando se va el sol. Todos comentan esa extraña situación. Pero todos terminan en el balcón. Dicen que pierden la memoria al terminar la aventura. Y hasta el teléfono más caro carece de cobertura. Y le va mal al que al habla de este caos y desorden, y por eso nunca va ningún soplón ni ningún blogger. Lo que pasa en el balcón, queda en el balcón. Como las cámaras no andan, muchos cambian de rol. Y mientras dura el descontrol, parece el mundo al revés. Dale una careta a un hombre y verás quien realmente es. (En el balcón de Paul) (El balcón de Paul) (Sí, quiero subir)

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